RÚSTICA

Hay sensaciones tan dulces, que todo lo llenan.  Momentos de complicidad que se hunden en la memoria como huellas imborrables de ternura, de deseos contados al caer la noche.  Cuando la razón se adormece y los sentimientos siembran sueños por la piel, llenando de aromas, sabores y antojos todos los sentidos. 

Como este risotto cremoso, insinuante,  con el que me uno a  la propuesta de este mes de Memòries d´ una Cuinera, junto a mis recuerdos más dulces y esta  deliciosa música en la voz de Cesaría Evora..."Bésame Mucho".

Ingredientes:

* 2 porciones.

• 100 gramos de arroz. (el de su preferencia).
• 1 cda. de vino blanco dulce.
• 10 grs. de mantequilla.
• 500-600 ml. de leche.
• 1 raja de canela.
• 1 vaina de vainilla o 1 cdita. de extracto.
• Polvo de Mandarina (receta aquí)  o cualquier otro polvo cítrico o ralladura fresca.
• 2-3 cdas. de leche condensada.
• 1 yema de huevo templada en leche tibia.
• Una pizca de: canela, jengibre, clavo y polvo de mandarina que mezclamos con 20 grs. de nuez molida o en trozos.
• Dos cucharadas de queso crema. 

Preparación:

1. Infusionamos la leche con la canela, vainilla,  y polvo de mandarina.  Llevando a ebullición la leche, bajar el fuego y dejar así por unos minutos.  Luego tapar  dejar reposar hasta el momento de usar.
2.  En una cacerola fundimos la mantequilla sin dejar que se queme a fuego medio, agregamos el arroz y dejamos cocinar por unos minutos.  Agregamos el vino, revolvemos y dejamos  evaporar.
3. Agregar de a poco la leche tibia, revolver permanentemente, hasta que la absorba por completo. 
4. Y así consecutivamente, tantas veces como sea necesario, hasta que el grano de arroz, este cocinado y y suave.
5.  En ese punto agregamos las dos yemas templadas en leche tibia, fuera del fuego, mezclamos bien  y volvemos al fuego a cocinar un par de minutos,  agregamos la leche condensada y retiramos del fuego.
6. Servimos el risotto tibio,  y espolvoreamos por encima con  la mezcla de nuez y especias en polvo, coronamos con una cucharada de queso crema.

Cuando he visto esta forma de cocinar un clásico, no he podido resistirme. El  resultado es absolutamente maravilloso.  Un arroz a la usanza italiana,  cocinado a fuego lento, con paciencia y cariño, aromático cremoso, de granos suaves, que nos regala un risotto dulcemente placentero.

Buen -casi- fin de semana!